para hibernar.
Una de las cuatro estaciones de Vivaldi: El Otoño
Segundo día: Nos levantamos temprano, ya que queremos llegar de las primeras a ver la Torre Eiffel, el monumento más importante de la ciudad sin tener que esperar colas para entrar. Puede verse desde todos los lugares de la ciudad, París no sería lo mismo sin ella. Para subir hay dos opciones: ascensor o por las escaleras que son muchisimas, nosotras utilizamos el ascensor, que todavía nos quedaba todo el día por delante. Como hacía bastante aire decidimos quedarnos en el segundo piso y no subir hasta lo alto, ya que los que padecemos de vértigo, no llevamos bien lo de las alturas. Desde ese piso ya impresiona bastante y tiene unas vistas maravillosas. Por la noche esta completamente iluminada y los diez primeros minutos de cada hora exhibe una iluminación muy llamativa y brillante haciendo destellos.
Cuarto día: Siendo el último día de visitas en la ciudad, fuimos a la Isla de la Cité y allí visitamos en primer lugar la Catedral de Notredame.